LA SEMI-TEXANA

Mis queridas Mafaldas, heme aquí escribiéndoles desde la tierra de las Lucys y Sallys de Charlie Brown. Los últimos días se han movido lentos y rápidos. He iniciado una especie de diario con breves notas que espero mandarles a su correo, cuando cumpla los diez días aquí, es una promesa que le hice al Felipito (léase: Xenón) y que extenderé a ustedes que tanto quiero.

Las tengo en mente todo el tiempo. Por ejemplo:


  • Pienso en la Mónica cada vez que recuerdo que hay aquí un lugar llamado Fellini Film Cafe, porque hay pelis geniales, hay dos mujeres extraordinarias atendiéndolo y porque un día voy a convencerla de que hagamos un lugar así, allá.
  • Pienso en la Capitán Fontanot cuando veo jóvenes de 21-24 años que considero serían sujeto perfecto de estudio meticuloso sobre la ética y estética texana, un tema que discutiré acaloradamente con mi historiadora favorita.
  • Pienso en la Natalia cuando veo cosas mal diseñadas, o cortes lindos o colores brillantes. 
  • Pienso en lo orgullosa que estaría la Lorena del lado explorador que estoy descubriendo. Planeo pronto ir a White Sands y luego a Marfas y caminar por terrenos poco comunes y hablar con desconocidos (aunque no creo que les dé tanto cariño como ella les daría).
  • Pienso en la Marigé cuando oigo a mis compañeros de Colombia, Salvador, Venezuela, Uruguay hablar de política, de música... y de futbol.
Sé que éramos más Mafaldas, pero chicas, no lo puedo evitar con ustedes cuatro estar aquí no hubiera sido posible.

Estoy feliz, estoy sola sí, pero estoy feliz. El jueves por la tarde mientras caminaba por el centro empecé a experimentar algo raro, un sentimiento desconocido. En la noche lo supe: era la libertad (o lo que puede considerarse como libertad en estos tiempos y en este país).

Mi copiloto volvió a su ciudad y a su vida. No sé qué nos depare el destino. No sé qué tanto los lazos se debilitan por el tiempo, la distancia y la diferencia de percepciones. Pero no importa, ¿saben? vi el amor otra vez, lo vi de frente y si se marcha sé que puedo seguir caminando. El amor anda ahí, punto.

No sé qué le pasará a mi vida el resto del semestre, no sé si me alcanzará el dinero, no sé si me alcanzará el tiempo pero sé que juntaré muchas cosas para platicarles cuando las vea.

1 comentarios:

  mar adentro

24 de agosto de 2010, 9:21

Te falta descubrir el supercito-restaurante de productos orgánicos, al parecer es una maravilla.

Yo también ya quiero leerte.

Madame Bovary...jajaja, ¿a poco no es patético descubrirse en ella?

Ayer te extrañamos.