Carta a Santa Claus

Querido gordito: Hace mucho que no te escribo porque ahora yo me compro mis cosas y luego te ando haciendo la chamba para que no se extinga tu abultada y bonachona imagen. En estas fechas me pongo a acordarme cuando abríamos las cajas polvorientas con esferas de vidrio de colores rojo, azul y blanco para adornar el arbolito, a descartar las que estaban rotas y probar las extensiones de luces. Para mi sigues siendo la cara del viejito sonriente con barba de algodón que poniamos en la puerta de mi casa y no se parecía a nadie que yo hubiera visto, creo que por eso me olvidaba de ti el resto del año. Te escribo porque esta navidad quiero que las Mafaldas nos juntemos alrededor de un pavo, un lomo o de perdida una bolsa de doritos de antes del huracán Ximena a vernos las caras y decir por qué nos evitamos tan francamente que no valen cónyuges, ideologías, parentescos, dineros o chamba tanto como un mafaldeo de vez en cuando ni el pretexto de que la amistad lo perdona todo, que las mafaldas también pueden morirse! si, si, ya me portaré bien y hasta aqui la dejo porque tienes mucho que hacer, imagínate que la última vez que traté de reunir a las mafaldas faltaron 2 y eso que yo las conozco bien. Que de perdida digan que este post está larguísimo y aburrido, bueno, que de perdida lo vean!.

2 comentarios:

  sylvíssima

19 de noviembre de 2009, 9:59

santa, dile a esta mafalda que cuenta con esta mafalsusanilibertad para cualquier plan.

  mar adentro

19 de noviembre de 2009, 12:54

Santa:
Esta Mafalda ha sido el regalo prenavideño. Hace un tiempo alguien preguntó qué era lo que nos había reunido y yo saqué mis conjeturas, ahora sé que en aquella ocasión me equivoqué, que nos reunen las ganas de compartir, de reír, de sabernos.

Santa, gracias por las Mafaldas...queremos más.