No hay mujer que no tema los cuarenta. Por lo menos tres segundos antes de decir: me gusta haber llegado a los cuarenta, me sientan bien los cuarenta, ni pesan tanto los cuarenta. Pero hay una mujer que no sólo nunca temió los cuarenta, tampoco ha temido los cuarenta y cinco y mucho menos ha sentido terror porque su guardarropa ha sido el mismo casi toda su vida. Ella, a sus cuarentaycinco, mantiene intactas sus convicciones: el amor a los beatles y el odio a la sopa de fideos.
Ella, cumple cuarentaycinco y nosotras: clap, clap, clap, la aplaudimos.
2 comentarios:
1 de octubre de 2009, 17:47
Tal vez la receta para la eterna juventud sea mantenerse alejada de la sopa de fideos.
7 de octubre de 2009, 9:58
y muy cerca de los libros y las amistades.
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