UN FELIPITO CAÍDO


Pues resulta que ayer un Felipito tuvo una fiebre bárbara, desas que ni con tres baños de agua muy fresca, neomelubrina, supositorios (me matará cuando sepa que dije esto) y toallitas frescas en frente y panza, se bajan.

Nació con las anginas más gigantes del universo (no le bastó pesar cuatro kilos al ingrato) y por eso cuando se enferma, se enferma en serio. Normalmente se queja pero mantiene el buen humor y esa velocidad conocida por muchos de platicar todo un videojuego en ocho horas, sin parar. Pero en esta ocasión este Felipito era el más callado de los callados, ojitos gachos, cachetes colorados, suspiros de incomodidad.

Hacía tanto que no me lo ponía en las piernas a acariciarle el cabello, besos en la frente y decirle vas a estar bien aquí está mami. Le dije que siempre antes de su cumpleaños se pone así y palabras mágicas, recordó que su cumpleaños se acerca y sonrió. Casi puedo jurar que cuando se durmió -afiebrado y todo- tenía una sonrisa dibujada.

1 comentarios:

  mar adentro

8 de marzo de 2009, 23:07

Que este Felipillo esté mucho mejor y listo para su cumple...