A Madame A. se le ocurrió la locura más grande del mundo y para tener el apoyo necesario, hizo su listita de personas que tendrían que estar enteradas y ayudarla. Nos invitó a varias mujeres a quienes de momento llamaremos , Madame B, Madame C, Madame D, Madame E, Madame F y Madame G a una aparentemente inofensiva reunión en su casa.
Ni siquiera ella con su maquiavélico plan sabía lo que estaba haciendo. si nos vamos de una por una, quizás no hayan usado falda larga desde los 12 años, o de rodillas rezaban por ser bruja, tal vez alguna planeaba viajar por todo el mundo juntando piedritas, redactar la biografía del señor que vende periódicos de la esquina, ser traductora en la onu para evitar todas las crisis mundiales o pintar de colores todas las paredes de su país para crear felicidad, pero sabemos bien que ninguna tuvo jamás un grupo de amigas comunes y corrientes... porque para empezar, ninguna es común. A cálculo, así, sin afán de presumir, lo más probable es que ninguna tenga menos de 120 de IQ. pero la inteligencia es lo de menos... se puede ser muy inteligente e ir por la vida valiendo... ellas no... una tiene dos licenciaturas, hay varias con maestrías, dos escriben, una hace performance, algunas tienen un fuerte activismo social, otra es empresaria, cineasta, una diseña, toma fotos y corta el cabello, una más creyó que nunca podría trabajar cerca del mar y ahora lo hace. Ninguna es contadora, ninguna es ama de casa (al menos no de tiempo completo ni por convicción propia), ninguna necesita ser mantenida por su pareja, ninguna se queda callada...
Los viernes, el día dedicado a venus, la diosa del amor, nos juntamos desde hace seis meses en una reunión que algo tiene de aquelarre, algo tiene de sagrado, a hablar, a comer, a apoyarnos unas a otras, a escucharnos unas a otras, a querernos unas a otras. No sabemos cómo pero un día nos dimos cuenta de que éramos Las Mafaldas.
Pasado mañana es la siguiente cita (para comer, platicar y verificar que no hay un muerto en el refri). no vienen solamente las Mafaldas del inicio, nos acompañará Madame H (que ya lleva algún viernes con nosotras) y Mademoiselle I, que recién se incorpora (y seguro se pregunta qué hay que llevar y qué hay que hacer cuando se está rodeada de tantas Mafaldas).
Ni siquiera ella con su maquiavélico plan sabía lo que estaba haciendo. si nos vamos de una por una, quizás no hayan usado falda larga desde los 12 años, o de rodillas rezaban por ser bruja, tal vez alguna planeaba viajar por todo el mundo juntando piedritas, redactar la biografía del señor que vende periódicos de la esquina, ser traductora en la onu para evitar todas las crisis mundiales o pintar de colores todas las paredes de su país para crear felicidad, pero sabemos bien que ninguna tuvo jamás un grupo de amigas comunes y corrientes... porque para empezar, ninguna es común. A cálculo, así, sin afán de presumir, lo más probable es que ninguna tenga menos de 120 de IQ. pero la inteligencia es lo de menos... se puede ser muy inteligente e ir por la vida valiendo... ellas no... una tiene dos licenciaturas, hay varias con maestrías, dos escriben, una hace performance, algunas tienen un fuerte activismo social, otra es empresaria, cineasta, una diseña, toma fotos y corta el cabello, una más creyó que nunca podría trabajar cerca del mar y ahora lo hace. Ninguna es contadora, ninguna es ama de casa (al menos no de tiempo completo ni por convicción propia), ninguna necesita ser mantenida por su pareja, ninguna se queda callada...
Los viernes, el día dedicado a venus, la diosa del amor, nos juntamos desde hace seis meses en una reunión que algo tiene de aquelarre, algo tiene de sagrado, a hablar, a comer, a apoyarnos unas a otras, a escucharnos unas a otras, a querernos unas a otras. No sabemos cómo pero un día nos dimos cuenta de que éramos Las Mafaldas.
Pasado mañana es la siguiente cita (para comer, platicar y verificar que no hay un muerto en el refri). no vienen solamente las Mafaldas del inicio, nos acompañará Madame H (que ya lleva algún viernes con nosotras) y Mademoiselle I, que recién se incorpora (y seguro se pregunta qué hay que llevar y qué hay que hacer cuando se está rodeada de tantas Mafaldas).
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