Igualmente me sigue sorprendiendo, seguramente ustedes también lo saben y si no, aquí les va: "la gente tiene sed de ser escuchada". Me ocurre en casi todos lados, saludo y de pronto cuando menos lo espero mi interlocutor se confiesa conmigo, me platica esto o aquello, habla y habla. Raras veces me pregunta y tú cómo has estado o y tú qué has hecho? Y en realidad no importa no estoy en ningún lugar para que pregunten por mí. Estoy porque estoy. Pero sigue pareciéndome curiosa esa necesidad de la gente de ser escuchada y esa necedad de otra gente (o de la misma gente) por no escuchar.
La gente no escucha a la gente. Ensimismamiento es uno de los resultados de este mundo desbocado.
Yo siempre o casi siempre tengo disposición de escuchar y cuando no la tengo de todas maneras escucho porque no sé decir no. A veces pienso que si el resto de la población que no tiene esta (no sé si llamarle habilidad, capacidad o necedad) pusiera tantito de su parte y escuchara un poco más a la gente alrededor esto sería más habitable.
Conocidos y desconocidos, lejanos y cercanos, amigos o enemigos: todos quieren platicar algo, ya por desahogo ya por gusto.
Yo, voy a escuchar.
3 comentarios:
11 de febrero de 2010, 9:52
Ay que pena! yo soy una de esas personas?
11 de febrero de 2010, 11:34
No, tú no. Se trata de gente no mafaldesca ni felipesca. Susanitos y susanitas que andan por el mundo real.
12 de febrero de 2010, 17:04
La verdad es que creo que más de dos veces me has escuchado bienybonito y seguramente yo me dediqué a hablar y hablar y hablar y hablar, así que gracias mil por escuchar algunos monólogos, la verdad es que tengo tantas ganas de platicar con las mafaldas que quiero que sean monólogos de allá para acá.
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