Tiene la cabeza casi calva, canosa, es delgado y tranquilo, camina despacio con una leve sonrisa confiada, sabedor que el mundo no lo ha cambiado pero que tampoco el mundo ha sido cambiado (…). Una chiquita rubia con aires de libertad lo saluda, ÉL acomoda la silla, pone 6 plumones de colores y uno negro sobre la mesa, espera que terminen los flashazos, vuelve a sonreír, se sienta como si fuera mortal y apresta la mano, esa gloriosa mano del creador. ÉL crece, sabe que recibirá cariño, respeto, preguntas, miradas, curiosidad. Nuestra sorpresa aún no acaba, estamos en suspenso…Es ÉL …!! ¿Qué decir? ¿Haremos preguntas? ¿Las responderá? ¿Será parco, platicador? ¿Amable? ¿Hará chistes?. Ay! ¡No recuerdo ningún parlamento! ¡Nada inteligente que decir! ¡Ayuda!
Si hubiéramos planeado todo esto… si hubiéramos sabido antes que estaríamos frente a ÉL, que tendríamos sus dedos en contacto con los nuestros, sus 5 gloriosos y maravillosos dedos, de su mano argentina y suave, ¿hubiéramos tenido algo más que hacer que babearnos en silencio, tratando de que algún milagro hiciera que las baterías de la cámara de fotos recuperaran su fuerza? ¿Pero cómo es posible que nada de esto hubiéramos imaginado? ¿Cómo es posible que siendo fans sempiternos de su obra, capaces de recitar sin apuntadores cada diálogo magistral de sus escritos, estando en su tierra natal, no imagináramos ni en sueños la posibilidad de cruzarnos con su mirada, de rozar casi su plateados y bien acomodados cabellos… NO, los dioses no bajan a la tierra así nomás, tienen que tener poderosas razones que les traigan entre los terrícolas ahora azorados por SU presencia sorpresiva aunque lo anuncien en carteles casi sin chiste en una esquina del stand de La Flor.
ÉL, creador de nuestra máxima heroína, escuchó mi voz chiquita y temerosa que poco a poco agarró fuerzas cuando dije: maestro de maestros, quiero contarle que aunque porteña (no me atreví a decir: como Ud…. no, pues… porque no) Yo (acentuando la sh para que no dudara de mi relato) vengo de un desierto del norte de México, en donde unas mujeres, cuarentonas todas, han formado algo así como un club… bla…bla bla…Para entonces ÉL, con la parsimonia que sólo se adquiere cuando bajas a la tierra, supongo… ya había tomado entre sus maravillosos dedos (nótese: los 5 del párrafo anterior y de su mano derecha) el plumón negro y empezaba a dibujar un círculo mientras yo continuaba con mi cada vez más contundente relato: ellas y yo (con sh) claro (esto último lo dije bajito para que no supiera mi edad, je) se llaman (nos llamamos) las Mafaldas, en ese preciso momento terminó la última vueltita de SU único nombre conocido entre nosotros: Q U I N O. Quedé muda, ¿y ahora qué digo? no sabía si cuando levantara la mirada de la primera página del número 1 de su MAFALDA se burlaría de mí y me diría: ¿No estás un poco grandecita para esto? Y no, no dijo nada, sólo asintió complacido y me di cuenta que había puesto con afecto su dedicatoria y sello definitivo en el rostro de cada una de las sorprendidas mafaldas mexicanas y dos importadas que desde el viernes de hace días, luego de dirimir asuntos terrenales acerca del lugar de depósito y resguardo del objeto santificado, han sentido en el alma y la piel, que entre paréntesis es lo mismo, que han sido bautizadas, renombradas y certificadas como auténticas Mafaldas de Sonora.
ÉL se fue tranquilo, a sabiendas que su nombre y el de su creación serían dichos sin ocultamientos, que su viaje a la tierra no fue en vano ya que allí la realidad “a veces se pone linda” (Felipito dixit) y también supera a la ficción. Chan … chan! con ritmo de tango y finale pomposo. ¿O no?
(Y nuestro certificado, pronto será visible aquí y en las casas de cada una de estas Mafaldas, atentamente: la "capturista" de esta maravillosa crónica salida de los dedos de LA porteña)
2 comentarios:
14 de agosto de 2008, 10:13
a la bestia!!!!
somos las originales, no imitaciones.
ufff!!
gracias mafalda malena, gracias dioses argentinos que te llevaron allá y te trajeron acá.
smuacsis!!!!!!
14 de agosto de 2008, 10:55
Gracias.
Chicas, no se me agüiten por lo de cuarentonas, es para que se vayan acostumbrando...el tiempo pasa rápido, muy rápido.
Mónica, muchas gracias por el regalo y por el relato tan lindo.
Besos a todas.
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