La vida tiene sus ratos en que corre lenta, lenta... casi casi que adormece. Pero yo no sé qué sea (o sí sé y no sé cómo definirlo) (lo cual es lo más probable) pero cada que volteo una Mafalda está viviendo, experimentando o creando un cambio. Una está armando un documental cuando de pronto también está ya en otro. Una habla de performances y ya está viendo nosécuántos. Otra más habla de purificarse y limpieza y de pronto su rostro es el más brillante. Una más descubre el por qué de sus colores, otra entrega su pie -sin querer, claro- al dolor para así descansar -obligadamente- lo que no ha descansado (aunque ella no lo sabe). Una más se niega a ponerse el uniforme de su oficina pero es la más dispuesta a entregarse con su trabajo. Otra continúa encontrando en el mar lo que vislumbraba apenas en el salón de clases. Una se corta el cabello cada que volteamos y sabemos que lo que queda en el piso no son cabellos sino cachos de otra vida. Una reposa su hombro y descubre otra forma de vivir las tardes sin el monitor y el teclado enfrente. Y esta, esta Mafalda hace un recuento de que son tantas cosas, tantas mafaldas y que en alma no le cabe lo que siente y sólo puede decir: sí a la vida.
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1 comentarios:
29 de mayo de 2008, 1:02
Felicidades a la Mafalda videoasta que narró-imaginó-ilustró la historia del Pitiquín.
Sí a la creación. Sí a compartir tantas cosas...
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